Eso tal vez explica la severa reacción a las acusaciones de Peng: fue un claro intento del Partido Comunista de protegerse y proteger su legitimidad ante la mirada pública.
Estas estrategias tomadas del manual autoritario suelen ser efectivas para silenciar a la disidencia. Pero lo que el partido parece haber obviado es el clima actual en materia de derechos de la mujer en China. Sus acciones echan sal a una herida ya abierta que de por sí es dolorosa. Por lo tanto, el escándalo #MeToo nacional desató un cause célèbre internacional.
A pesar de que la naturaleza patriarcal de la sociedad china es bien conocida, el caso de Peng es un momento inusual y revelador que expone la medida en que los dirigentes de China (todos hombres) dependen de la subyugación de las mujeres para garantizar la longevidad del Partido Comunista.
La situación no ha hecho más que empeorar durante la gestión del presidente Xi Jinping, el arquitecto de una campaña estatal de masculinidad.
La representación de las mujeres en la política nacional es muy escasa: hay una mujer en el Buró Político conformado por 25 miembros. La representación femenina en el Comité Central de 204 miembros, el organismo político más grande del partido, ha disminuido en la última década, de 13 integrantes en 2012 a 10 en la actualidad.
La desigualdad de género en términos más generales también ha empeorado. La participación de las mujeres en la fuerza laboral se ha reducido de un 73 por ciento en 1990 a un 60,5 por ciento en 2019, según el Banco Mundial. China está en el tercio inferior de todos los países evaluados en materia de disparidades de género, de acuerdo con el Foro Económico Mundial.
Las expectativas desalentadoras para las mujeres chinas son aún más discordantes cuando recordamos el papel destacado del feminismo en la historia revolucionaria de China. La emancipación de las mujeres no solo fue un objetivo central para los activistas en el Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919, sino también a lo largo de la revolución comunista, que culminó con la fundación de la República Popular China en 1949.
Mao Zedong, el entonces líder de China, proclamó en una frase famosa que "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Las imágenes propagandísticas de los años cincuenta y sesenta mostraban a soldadoras y obreras de fábrica sonrientes y musculosas trabajando para impulsar la producción industrial.
Pero el Partido Comunista de la actualidad parece querer que las mujeres sean esposas y madres obedientes. En su discurso del Día Internacional de la Mujer de este año, Xi apenas mencionó las contribuciones de las trabajadoras al desarrollo económico.
Ese es el combustible que ha avivado la furia feminista actual en torno al caso de Peng. También debió haberse considerado al formular la respuesta del gobierno, ya que esas mismas condiciones y extralimitación autoritaria llevaron al Partido Comunista a un desastre parecido en 2015. En ese momento, las autoridades chinas encarcelaron a cinco mujeres activistas por planear repartir calcomanías contra el acoso sexual en el transporte público en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Understand the Disappearance of Peng Shuai
Card 1 of 5Where is Peng Shuai? The Chinese tennis star disappeared from public view for weeks after she accused a top Chinese leader of sexual assault. Recent videos that appear to show Ms. Peng have done little to resolve concerns for her safety.
Who is Peng Shuai? Ms. Peng, 35, is a three-time Olympian whose career began more than two decades ago. In 2014, she rose to become ranked No. 1 in doubles in the world, the first Chinese player, male or female, to attain the top rank in either singles or doubles tennis.
Why did she disappear? On Nov. 2, Ms. Peng posted a long note on the Chinese social platform Weibo that accused Zhang Gaoli, 75, a former vice premier, of sexual assault. Within minutes, censors scrubbed her account and a digital blackout on her accusations has been in place ever since.
How has the world responded? The censors might have succeeded had Steve Simon, the head of the Women's Tennis Association, not spoken out on Nov. 14. Ms. Peng's accusations have drawn the attention of fellow athletes, the White House and the United Nations.
What has China said? Very little officially. Instead, state-run news organizations have been the quasi-official voices to weigh in. Notably, they are doing so on Twitter, which is blocked within China. Their messages appear to be aimed at communicating with the wider world.
En aquella época, las cinco mujeres eran prácticamente desconocidas. Pero otras feministas crearon el término "Feminist Five" [las cinco feministas] para atraer la atención mediática a las cinco mujeres encarceladas.
Dentro de China, la injusticia revitalizó a las activistas y marcó el inicio de un movimiento feminista importante. Mientras los censores en internet se esforzaban para eliminar las expresiones de solidaridad con las cinco mujeres, el término "feminista" ("nüquan zhuyi zhe") se volvió una expresión delicada.
Desde entonces, las activistas feministas organizadas han canalizado el descontento generalizado que sienten las mujeres chinas y han adquirido un nivel de influencia que es muy poco común para cualquier movimiento social en China.
La respuesta del gobierno ha sido cerrar los centros para los derechos de la mujer y de la comunidad LGBTQ, desactivar cuentas feministas en redes sociales y reforzar el control sobre los cursos de estudios de género. La represión por parte del gobierno contra la movilización feminista se intensificó a principios de este año. Según informes, una activista del movimiento #MeToo, Sophia Huang Xueqin, fue arrestada por "incitar a la subversión del poder del Estado".
Sin embargo, dice mucho que ni su caso ni los otros pocos del #MeToo que lograron esquivar la censura de los medios estatales —como la acusación de violación contra un ejecutivo del gigante tecnológico Alibaba— hayan tenido el impacto explosivo del caso de Peng.
Eso se debe a que ninguno de ellos tenía el potencial de acarrear consecuencias tan importantes para el futuro del Partido Comunista de China. La legitimidad del partido proviene en parte de su habilidad de controlar y pulir (todas) las narrativas mediante censura y otros medios autoritarios. Pero con Peng, ha perdido el control. Si más mujeres se sienten inspiradas y pueden alzar la voz, el partido tal vez no pueda recuperarlo.
Celebridades deportivas como Naomi Osaka, Serena Williams y Martina Navratilova han publicado tuits para apoyar a Peng. El gobierno de Joe Biden solicitó a Pekín brindar "pruebas verificables" de que Peng está a salvo.
Es cierto que siempre existe la probabilidad de que el gobierno tome medidas aún más severas para acabar con el movimiento #MeToo.
No hay duda: el liderazgo del partido está atemorizado. Si admite las acusaciones de Peng podría deslegitimar su permanencia en el poder. Si se mantiene en el mismo rumbo, podría enfurecer a más personas y llevarlas al activismo.
Las feministas chinas han publicado tuits con fotografías de Peng proyectadas sobre muros, con consignas como: "Las mujeres chinas rompen el silencio" y "¡Los oprimidos alzan la voz!".
Sus palabras hacen eco de las de la feminista revolucionaria Qiu Jin a principios del siglo XX: "¡Levántense, levántense, mujeres chinas, levántense! […] Las mujeres chinas se liberarán de las cadenas y se levantarán con pasión", escribió. "Ascenderán al escenario del nuevo mundo, donde los cielos les han encomendado que consoliden la nación".
Pocos años después, la lucha por mayores libertades de las mujeres y los hombres de China contribuyó a derribar la última dinastía imperial